Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

Correspondencia: fjsgad@gmail.com
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Lugar: León, Spain

En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

30 noviembre 2006

Hacerlo...merece la pena.

Hay quienes dicen que hacerlo parado
fortalece la columna,
bocabajo
estimula la circulación de la sangre,
bocarriba
es más placentero,
hacerlo sólo,
es rico pero egoísta,
en grupo
puede ser divertido,
en el baño
es muy digestivo,
en el auto
puede ser peligroso...
hacerlo con frecuencia
desarrolla la imaginación,
entre dos
enriquece el conocimiento,
de rodillas
resulta doloroso,
sobre la mesa,
sobre el escritorio,
antes de comer o de sobremesa,
sobre la cama o en la hamaca,
desnudos o vestidos,
sobre el césped o la alfombra,
con música o en silencio,
entre sábanas o en el closet
hacerlo, siempre es un acto de amor.
No importa la edad,
ni la raza,
ni el credo,
ni el sexo,
ni la posición...
¡Leer... leer es un placer, siempre!

Daniel Menéndez Vigil

Yo soy yo y mi circunstancia.

Esta semana estoy un poco mosca, no recibo mi dosis diaria de droga y eso lo nota mi mens sana in corpore sano, ni que decir que en este plan uno no esta para cohetes, casi ni para petardos, a pesar de ser hoy las patronales de minas. Me estoy refiriendo, antes de que os asustéis, a la columna de Paco Umbral, me ha fallado esta semana y cada día sin él es mas doloroso, mi existencia ya no es igual, ¡necesito que vuelva ya! Para subsanar ésta falta me he ido a los archivos de El Mundo para leerme la tira de un par de semanas y bueno, parece ser que lo que es el mono ya se me ha pasado un poco, que alivio.

No se que me pasa últimamente, me estoy volviendo raro, poco social, poco hablador, estoy perdiendo el sarcasmo y la ironía, me doy cuenta. Yo pensé que esto de comérseme la lengua el gato, que buen provecho le haga, era sólo con las mujeres, y con las guapas o de merecer, merecer conversación o sexo, así pues, no me extrañaba cuando la visión de una señorita en apariencia atractiva, inmediatamente me hacía evocar bacanales continuas como Dios nos trajo al mundo, sin taparrabos ni disimulachichis. Pero esta esfera de mi vida, que por cierto se ha ido acentuando paulatinamente estos de años de universidad, la tenía asumida, que se le va a hacer, uno renuncia a su vida social y su locuaz verborrea sin sentido, se oxida, a cambio de ver el mundo de otro modo. Pero algo está cambiando en mi interior, lo noto, y no me estoy refiriendo a que el vello de mi pecho haya cubierto otro pequeño pedacito de mis tetillas, hasta el momento, blancas como la leche, esto es mas serio, lo vengo notando desde hace una temporada, me cuesta hablar con desconocidos. Antes no me costaba en absoluto entablar conversación con cualquiera, pero soy consciente de que cada vez me cuesta mas trabajo, que me estoy cerrando como el órgano sexual de Fangoria y empiezo a tener miedo, no se si de tanto leer, estudiar y f….frecuentar los chats literarios me he vuelto un poco tarado.

Por ejemplo, me cuesta entablar conversación con los quiosqueros, no se si es que éstos han cambiado mucho desde la última vez que yo los frecuentaba, pero las cosas no son iguales a como yo las recordaba. Cuando yo era crío el quiosquero siempre te recibía con una sonrisa, supongo que para caer bien al eventual comprador compulsivo en potencia de ganchitos con aroma de mantequilla aconservacionada, pero ahora te reciben con cara de seto, aunque seas amable ni te miran, ni te responden, ni te dan las gracias por comprar en su mierda de establecimiento…pero lo que mas me irrita, ¡ni se mueven!, y esto si que me tiene preocupado, no se si es que me ven cara de chorizo y me mandan en busca de mi objetivo por toda la tienda, eso si, sin perderme de vista, no siendo que en un descuido me meta una caja de Donuts para los calzoncillos. Claro, diréis que no es para tanto, pues que queréis que os diga, últimamente los únicos establecimientos que pisaba eran librerías y ahí no hay problemas, aunque la/el dependienta/e fuese un beocio parangonable a Dinio, al tener a mano el ordenador no solía tener problemas para encontrar lo que buscaba, pero esto es distinto.

Tengo un sobrino pequeño, en mi calidad de tío y mi caridad de padrino, y sobre todo por no aguantar a la repipi de mi hermana llamándome tacaño, le compró chupa chups en el quiosco, eso si, de 5 céntimos que está la cosa jodida. Pero por alguna razón extraordinaria, noto cierta vergüenza al entrar en un establecimiento de éstos con mi 1.88 de envergadura, mi barba de cuatro días, mi aspecto serio, austero y morigerado y pedir un chupo de fresa, la mayoría de las veces se me quedan mirando y yo pensando a ver si es que va contra las normas hermético-deontológicas de la ciudad, aclaro que es para un niño pequeño, como si hiciera falta, no es así, pero ¿si quisiera darme un empacho de chupos habría algún problema? yo creo que no ¿verdad?, pues es que no entiendo entonces el semblante adocenado del personal. En mi caso tengo que reconocer que a ésta vergüenza-antipatía se le suma otra causa, que es mi miopía, tengo gafas desde hace un par de años, siempre había visto estupendamente, pero un día viendo el partido con los colegas, descubrí que no veía el balón y a los pocos días que no distinguía la cara de las personas de una acera a otra, con lo que fui al médico,
-¿qué le pasa?-me dijo
-no veo de una acera a otra- le dije
-usted no ve bien-me respondió
-ya-(estudiar 5 años medicina para esa observación, la darían el título en la tómbola de su pueblo-pensé-) la volví a responder.
El caso es que me diagnosticó miopía juvenil, que no es que se vaya con la edad sino que se queda con ella, y entre que las gafas me quedan como el culo, que no me hallo con ellas y que todavía estoy en el mercado (interesadas pónganse en contacto con el administrador de éste blog, me ofrezco como cobaya sexual gratis las 15 primeras noches, a partir de ahí se puede empezar a hablar de honorarios) pues no me las pongo y voy por la calle como Rompetechos, sin ver un carajo, con lo que además del ligero rubor por comprar chupos, se le une que no veo donde me señalan los dependientes, y estoy media hora, aunque sea un sitio pequeño, para buscar los dichosos chupos, ante la mirada atónita del quiosquero, cogitando en su interior sobre si estoy tonto, cegato o me estoy quedando con él, con lo que al salir del establecimiento suspiro aliviado porque ya se ha pasado el mal trago, me comprendéis ¿verdad?, joder, si lo paso así de mal para comprar unos inocuos chupos, ¿cómo lo pasaré el primer día que vaya a una farmacia a comprar una caja de condones?, hombre, siempre puedo encontrar algún alma caritativa por la calle que entre a comprármelos él o en última instancia siempre nos quedarán las bolsas del DIA o ¿no?.

Un saludo a tod@s, supongo que después de la lectura del texto comprendáis porqué parafraseé en el título a Ortega y Gasset ¿verdad? Hasta mañana.

29 noviembre 2006

El semáforo.

No se si decir buenos días a todos, que es cuando leeréis esto, por la mañana como las personas de buenos vicios, o buenas noches, que es cuando lo estoy escribiendo, dado que no dispongo de tiempo durante el día y es llegada esta hora cuando algo le dice a mi conciencia que me acerque y escriba algo, lo que sea, pero que escriba. No hay una explicación científica ni racional, simplemente me entra un gusanillo en el cuerpo, como cuando se quiere miccionar, me siento y tecleo, saber por adelantado que la mayoría de los días no tengo ni idea de cual va a ser el resultado, con lo que a veces prefiero no leerlo, como decía el dicho “a lo hecho pecho” pues eso, mis disculpas si a veces la deposición no tiene ni pies ni cabeza, lo que si tendrá es pito, mucho pito o genéricamente hablando, cojones.

El post de hoy podría hacer referencia a ese programa tan innovador que introdujo en nuestras pantallas TVE. ¿Quién no se acuerda de Cañita Brava?, era un fenómeno, él llegaba, hacía su actuación, mala, muy mala o pésima, creía en lo que hacía, algo muy importante de lo que carecen, casi en su totalidad, nuestros artistas de mas enjundia, el público se lo agradecía con una sonora cacerolada, y Cañita se marchaba para casa encantado y feliz como una lombriz. Eso si que era un artista, y no el alicatador de San Vicente de la Barquera, encima Cañita se gastaba menos en la pelu.

Pero no, mis estimados lectores, voy a hablar de los semáforos literalmente o propiamente dichos. Hasta ahora los semáforos no nos decían nada, me explico, no quiero decir que charlasen con nosotros, sino que los veíamos y no nos evocaban nada mas que detenernos si se ponía en rojo, avanzar cuando estaba en verde, y si estaba en ámbar depende, si somos peatones esperar a que se ponga en verde, y si somos conductores, apurar el acelerador para pasar “correctamente”. Pero eso se acabo, eso si que se acabo y no el frotar, como decía aquel famoso anuncio de detergente, porque a pesar de la llamativa máxima, que yo sepa la gente sigue frotando, en uno u otro ámbito, pero la gente frota a diestro y siniestro, lástima que no estuviera de aquella la eficiente Oficina del Consumidor, sino se iban a enterar. Y ¿qué es lo que se acabó? os estaréis preguntado, pues no se vosotros, pero yo cada vez que llegaba a un semáforo si estaba en rojo, algo reconcomía mi conciencia, sacudía vigorosamente el albor de mis pensamientos, excitaba mi miembro de raciocinio ilativo…si, ya se que todas estas sensaciones os las puede provocar una erupción en el culo, sobre todo si ésta es gorda y sonrojada, pero aquí a lo que me refiero es a la incertidumbre, incertidumbre de no saber cuando se va a poner en rojo, en verde o cuanto tiempo vas a tener que esperar. Hombre, si lo pensaos fríamente la verdad es que es inútil, porque el saber el tiempo que te queda para una u otra opción no te va a permitir cruzar antes o después, pero no me digáis que el saber inconcusamente cuando va a cambiar de color no os sosiega, a mi por lo menos me tranquiliza, diría mas, me fascina, me declaro un enamorado de los nuevos semáforos que ha instalado nuestro consistorio, oportunamente ahora que se acercan los comicios, con temporizador incluido, incluso a un cegato redomado como yo le hace ilu, me pasaría horas y horas mirando fijamente el temporizador de los nuevos semáforos, contando el minuto hacia atrás y cuando se acaba la cuenta vuelta a empezar, ¡a que es maravilloso!. Pues de verdad, a mi me parece todo un avance, para alguien como yo que empieza el día con el día gastado, que aprovecha hasta el último minuto que da de si el día para hacer algo provechoso, y anda a carreras para todos los sitios, el tiempo es fundamental. Aunque parezca una nimiedad, me alegra esta iniciativa, lo llamo así porque para León es una iniciativa, supongo que seremos los últimos de España, como siempre, en implantar estas cosas, pero me congratula enormemente.

Esto es todo por hoy, no cambies de canas, mañana más. Me voy a ir para la cama que ya hace un rato de la leche que se metió en ella el último de los lunnis y no es plan, ¿os imagináis que ahora al ir para la cama me encuentro un lunni dentro?, una de dos, si es una lunna igual me la tiro, por conculcar mi derecho a la inviolabilidad de mi lecho, por que a mi el lecho no me lo mancilla cualquiera, y si es un lunni y me promete que no se arrimará mucho ni me va a tocar el pito cuando me despiste, pues a lo mejor también le dejo meterse dentro, pero sin mariconadas ¡eh!, hasta mañana.

28 noviembre 2006

Días de pie torcido.

La verdad es que hay días en que es mejor no levantarse de la cama y quedarse ahí con la modorra y esa pseudofelicidad por los días de los días, acurrucadillo entre las sábanas, sabiendo que nada malo te va a pasar, que el hombre del saco es un bulo que se inventaron nuestros padres para que no demos guerra, no así el de la saca, que está en todas partes, como hacienda. Es pues en estos días, cuando uno se levanta adormilado, desayuna, se refresca la cara y se pone sus pantalones blancos, pantalones que rara vez te los pones, pero que los tienes ahí, tu lo sabes y ellos lo saben, desean que te los enfundes, tu los miras y dices ¿porqué no?, y te los pones, llegas al recibidor de tu casa, te miras al espejo, te das cuenta de que sigues igual que el día anterior, pero eso si, con tus pantalones blancos, y eso son palabras mayores. Entonces te dispones a salir, oyes cerrarse una puerta de un modo especial, es la vecina del tercero, es pija, tonta y desagradable, se cree que está buena, y lo cojonudo es que lo está, pero hoy no tienes el día para hacer la pelota al personal y te marchas casi sin saludar, al pasar por el portal, a ese vecino listillo, jubilado metomentodo, que se afana en sonsacar al cartero rasgos de su vida profesional. Sales a la calle y piensas que eres libre, nadie te va a molestar, estas sólo tu y el destino a donde te dirijas, y te diriges, pero es entonces cuando miras al cielo y lo ves, está lloviendo, bueno, para ser exacto no llueve, cala a los bobos, como dicen en Asturias, pero por si acaso aquí en tierras leonesas se tapa todo el mundo, bobos, no bobos y bobos solemnes. Como no llueve fuerte no le das importancia y continúas tu camino, pero la suerte es aciaga y se ceba con las almas desamparadas, es entonces cuando mas prisa tienes, cuando más justo andas de tiempo, cuando más indispensable se hace que llegues raudo a tu destino, y la pisas, ya se sabe, cuando haces choff ya no hay estoff, digo estop, ¡carayo! Y ya puedes defecarte en todo lo que se menea, que será inútil, al bajar la vista verás como tus pantalones blancos, esos que tanto se han hecho de rogar en el armario y que desgraciado de ti te lo has puesto justo el día que llueve, ya no son tan blancos, han adoptado automáticamente, tras pisar la baldosa, un tono entre negruzco y marrón cake, cake no de pastel sino de caca, pero a lo fino vamos, con lo que no tienes mas remedio que volver a casa y cambiarte, si piensas que el vecino jubilado quisquilloso ya se ha marchado para su casa a ver como hace calceta su mujer estas muy equivocado, porque allí seguirá para preguntarte a ver como es que has vuelto tan pronto, tu le miraras con cabreo, el bajará la cabeza, verá el cerco y te dirá con aire sonriente -llueve ¡¿eh?!- y seguirás tu camino sin contestarle, pensando que quizá su mujer no hace calceta y por eso el le da la calceta a los demás durante todo el día. Si pensabas que la vecina pija como la franela, fina como las bragas de Carmen Sevilla, rubia como lo que no es moreno, se había ido, estarás equivocado, allí estará hablando con la vecina de enfrente, que tampoco te cae bien y sabes que trae a todo el barrio por su boca, pero aún así saludaras a ambas, se fijarán en tu abultada mancha y se quedarán un rato mas hablando, pero ya dará igual, todo dará igual, porque entrarás en casa sano y salvo, fino y seguro, olerás las nubes y las cosas que no huelen, te sentirás contento de ser hombre y de comer paté de pavo de tapa colorá, y cuando vas a llegar a un éxtasis inefable de felicidad, llegará tu madre y no te preguntará si llueve, te dará una torta por no mirar donde pisas, si, ya se, esto en los anuncios de compresas no es así, ¿que queréis? cosas del directo.

Me he cansado, paso a narraros en primera persona que me es más cómodo. A estas alturas me imagino que ya sabéis que volví a salir de casa con nueva muda, cosas del destino o de Montesdeoca, alias Paco, cuando salí parece que ya no llovía, con lo que me encaminé encantado y feliz como una lombriz a dar una vuelta. Curioso, siempre encuentro en mis paseos algo provechoso como fuente de inspiración para poneros por aquí, pero en esta ocasión la verdad es que no vi nada reseñable, bueno, quizá ya cuando volvía , había en mi misma acera una señora de unos 80 años haciendo unas cosas muy raras, yo pensé que estaba haciendo estiramientos o algo así, de verdad, me iba a acercar preocupado y todo a ver que le pasaba a la agradable ancianita, cuando lo oí, prprprprprprp porrom pon pero porrom prprprpr fffffffffffff sssssssssss se tiró un sonoro pedo, joder-me dije- pues si que estaba calentando la paisana de los demonios, ¿será guarra? Yo que me iba a acercar preocupado a ver si le pasaba algo, si me acerco mas me atufa, que fina la tía, si incluso se puso de cuclillas para que la ventosidad saliese silbando, nada que no hay educación, que lo tengo dicho por estos lares y no hay manera.

Anonadado me hallaba por la escena que os he descrito, perplejo, sumido en profundos pensamientos, abatido por el asilvestramiento de los ciudadanos que me rodean decidí volverme para casa, pensando que el paseo no me regalaría mayores sorpresas, pero no fue así, un rato después escuché ladrar a un perro, no le di importancia pero vi que había un señor, coetáneo de Doña Ventera, la “señora” de antes. El señor miraba hacia arriba, el balcón donde se hallaba el perro, bueno-me dije- será su perro y estará observando lo apenado que se queda, pero no, al cabo de un segundo se puso a ladrar, no el perro que ya lo hacía, el señor, de verdad, os lo juro, yo esperaba un “toby, bonito…tranquilo que ya traeré un filetito a mi pequeñín...” pero no, se puso a ladrar ahí en medio de la calle, yo lo contemplaba boquiabierto al igual que la gente que observaba la escena, pero el señor venga a ladrar, y si tengo que ser sincero no se si estaría como una chota, pero ladraba de fábula, ya quisieran muchos perros ladrar como lo hacía el señor, era un ladrido elegante, distinguido, sobrecogedoramente real, era increíble, ladraba mejor que los perros, era una especie de licántropo, pero con cacha, boina, carné de jubilado y un vale por una “ansiuna” desbordante por todo lo que sea público o gratuito.

Esto es todo por hoy, creo que se me ha ido un poco la pinza, pero creerme que lo del paisano que ladraba y la pedorra es verdad. Un saludo a tod@s.

25 noviembre 2006

De directores.

Buenos días a todos, parece ser que se presenta una jornada de Sábado pasada por agua, con lo que tenemos un día oscuro y triste, que se le va a hacer. Ayer pensaba escribiros algo pero no me pude pasar por aquí, así que sólo os puse la poesía que espero hayáis disfrutado.

Podemos estar de enhorabuena, los tres directores de los diarios mas importantes e influyentes de España son realmente buenos, al menos desde el pasado jueves que se confirmó la dirección a la persona que había propuesto el señor Polanco para estar al frente de El País, Javier Moreno. Con lo que tenemos tres directores al frente de El Mundo, El País y ABC, brillantes, sublimes. Evidentemente no podía ser de otra manera, se da por hecho que no van a poner a incompetentes a cargo de dichos periódicos, pero hasta la fecha en el caso de El País, yo no había tenido noticia de ningún artículo publicado por su director, cuando en ABC y El Mundo escriben todos los Domingos, ¿miedo o ineptitud?, pues no lo se, sólo os puedo asegurar que el nuevo director de El país se estreno el otro día como director con un maravilloso artículo, rompiendo la tradición totalmente ágrafa de sus directores, o si escribían algo yo al menos lo desconozco. Voy a hablaros un poco de los tres, en mi opinión, claro.

Pedro J. Ramírez, es el director de El Mundo, con anterioridad dirigió Diario 16 llevándolo con muy buen tino, como él dijo, “aplaudimos la gestión de Felipe González cuando nos metió en el mercado común y la OTAN, pero luego no le gustó lo que empezábamos a publicar de los GAL y su gente me puso de patitas en la calle”, fue entonces cuando se creó el diario El Mundo. Esta semana la Federación de Asociación de Periodistas de España (FAPE) le otorgó un premio “por su trayectoria como director de periódicos durante mas de 25 años, su defensa permanente de la libertad de expresión y sus esfuerzos en la creación de empleos para periodistas”, el premio se lo otorgó el propio presidente de la Federación, Fernando González Urbaneja. La verdad es que la cualidad más destacable de Pedro J. es su íntima relación con la polémica, siempre tan cerca de él, pero esto es lo que ha hecho de él uno de los personajes mas influyentes del momento en nuestro país y que sea referencia de gran parte de los españoles, si bien, yo discrepo de su obsesiva paranoia con el 11-M, no dejo de reconocer su tesón y perseverancia en la investigación, con la cual se están esclareciendo mas cosas que por la propia investigación del sumario de los atentados. Pero hay puntos negros a parte de su iter periodístico de última temporada, como es la inducción a que se escinda la derecha de éste país, es curioso pero El Mundo se ha vuelto más hiriente que su colega histórico de derechas de toda la vida, ABC, más incisivo. La verdad es que no eran estas las cualidades de este periódico, pero en mi opinión se han radicalizado bastante, por el contrario y un poco asombrosamente, sus colegas de ABC, se han moderado. El caso es que sus columnistas “quieren guerra” y así lo demuestran diariamente, y no sólo por Federico Jiménez Losantos vituperando al Prisoe, sino por Arcadi Espada, Paco Umbral, Isabel San Sebastián…no dan tregua y esto lleva a un clima de crispación continua en los medios, hasta en los de su mismo sesgo político. Además, a pesar de propugnar ideas de derechas no quieren a Rajoy, lo han demostrado por activa y por pasiva, lo quieren mas agresivo, mas “Losantado”, a esto se le suma que denostan continuamente a Alberto Ruiz Gallardón y son pro Esperanza Aguirre, a pesar de la polémica biografía que ha publicado recientemente sacando a la luz las desavenencias con el alcalde de Madrid en un momento, como comprenderéis, muy poco propicio. Parece ser que apoya a Acebes y a Zaplana, dos políticos de gran envergadura intelectual pero demasiado ambiciosos, como “Espe”, y que por culpa de su egoísmo y sus intereses, le están haciendo la cama a Mariano y al resto de los españoles “conservadores”, que no saben a quién o qué votar dada la variopinta y abigarrada derecha española, fomentando un casi declarado incremento del abstencionismo en las próximas elecciones, en las que si no sucede algo “gordo”, tiene toda la pinta de producirse, mutatis mutandis, la misma situación que en Cataluña. Vamos que estos dos personajes además de dividir al partido con su conducta y declaraciones, y poner en tela de juicio el liderazgo de Mariano, están esperando como buitres a ver si se produce una debacle del PP en las próximas elecciones y se reparten los despojos del partido, ¡allá ellos!, pero mal les va a ir como no empiecen a remar en la misma dirección.

Me he liado hablando de El Mundo y la derecha, por lo tanto sólo os voy a hablar someramente (en principio) de los otros dos. Jose Antonio Zarzalejos es el director de ABC, como os dije antes, es brillante, aunque la política agresiva de El Mundo ha postergado a éste periódico a un segundo plano en cuanto a ventas periodísticas se refiere, sigue siendo referente de miles de lectores. Como he dicho, es mas moderado que El Mundo y sus ideas van por otros derroteros. El fundador de éste periódico fue Don Torcuato Luca de Tena, el escritor de “Los renglones torcidos de Dios”, excelente novela que supongo hayáis leído. Desde siempre éste periódico no es que haya representado a la extrema derecha como se le pinta, sino que es monárquico, eso es lo que realmente defiende, la corona, y luego todas las instituciones del Estado Social y Democrático de Derecho, lo cual me parece cuanto menos loable. Yo no soy como esos rojos que se cuestionan constantemente la función de la corona, ni despotrico por que una parte de los presupuestos vayan destinados a pagarle las vacaciones al rey, hay que saber de lo que se habla para criticarlo, y la institución monárquica ha sido de gran importancia sobre todo en la transición, aunque sólo sea por eso, ya se merece su puesto en el escalafón actual. Ayer publicó Zarzalejos un excelente artículo propugnando los valores del periodismo y su periódico, pero también hizo ejercicio crítico de la competencia desleal de los otros medios hacía él y su periódico, a la que continuamente se está viendo sometido, hasta el punto de que ha emprendido acciones judiciales para frenar esta inercia vilipendiadora que con procaz displicencia está mermando su imagen. ABC si está a favor de Rajoy, y está en contra de la política interna y externa de ZP, pero ha defendido con argumentos, mas o menos cuestionables, su postura, y no profiriendo oprobios constantemente como en la COPE por poner un ejemplo, con lo que yo personalmente me quedo con estos, de verdad, además de que me encantan sus columnistas, La Tercera de ABC que es la Tribuna diaria del periódico, me parece el mejor artículo de opinión de todos los periódicos nacionales, y escriben en él escritores, magistrados, economistas…es realmente exquisito; sus columnistas son buenísimos, Ignacio Camacho, Martín Ferrand, Valentín Puig, Juan Pedro quiñonero, Carlos Herrera…de verdad, leerlos es un verdadero placer diario y también critican a la derecha, no creáis que solo tiene flechas en su arco para ZP y sus desmanes. Por todo ello, pienso que Zarzalejos es excelente y dirige fenomenalmente ABC, me parece increíble que se haya llegado a cuestionar su dirección por la bajada de ventas, es verdad que siempre hay que buscar un responsable y el podía servir como chivo expiatorio, pero me parecería injusto y un nefasto error. Se escucharon rumores de que lo querían sustituir por German Yanque, otro columnista de ABC, y que si os acordáis fue el entrevistador que “echó” Esperanza Aguirre por no gustarle el tono de las preguntas en telemadrid, lo leo cuando escribe en el periódico y me gusta , desde luego menos que Zarzalejos, y tuve la oportunidad de verle el otro día en el programa 59 segundos y no lo hizo mal, me parece muy bueno pero creo que está a años luz del actual director y creo que sería un error cambiarlo por German.

Por último vamos con El País y su último director, se rumoreaba que soplaban vientos de cambio y el otro día Polanco dio la noticia, Javier Moreno, nuevo director de El País. Como expuse, hasta la fecha no había tenido oportunidad de leer nada que saliese de la pluma de los directores de El País y estaba expectante en que llegase el día, y llegó el pasado 22 de Noviembre, “Nación, diálogo y (buenos) periódicos” es el título de su artículo, lo podéis leer en la opinión de ese día, su acceso es gratuito, escribió para inaugurar la edición que se abre en Galicia y la verdad es que me gustó muchísimo, espero que adopte la misma costumbre que sus colegas en los otros dos grandes periódicos y nos deleite con un artículo cada semana, yo al menos se lo agradecería profundamente. El País por las ideas que propugna es el periódico que menos leo, aunque me encantan sus viñetistas y de vez en cuando algún artículo no sectario. Sorprendentemente sus columnistas son de inferior calidad, normalmente, que en los otros dos periódicos, y eso que la izquierda generalmente viene asociada al beneplácito tácito o expreso de los artistas, escritores…en mi opinión sólo se salvan de la criba crítica constructiva, Félix de Azúa, el cual además de leerle en El País cuando escribe soy seguidor asiduo de su blog, Elvira Lindo, el egregio Mario Vargas Llosa, quien escribe todos los Domingos cada 15 días aproximadamente y Fernando Savater, que de vez en cuando aparece y “vini, vidi, vinci”, como ya sabéis quien.

Esto es todo por hoy, además de hablaros un poco de estos directores, como habréis observado, he querido dar mi opinión sobre la calidad de los distintos periódicos, desde luego es discutible como toda opinión que se exprese en este foro, pero yo lo veo así, un saludo a tod@s.

24 noviembre 2006

Canción de Otoño en Primavera.

¡Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...
Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña en este
mundo de duelo y aflicción.
Miraba como el alba pura,
sonreía como una flor.
Era su cabellera oscura,
hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un niño;
ella, naturalmente, fue
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salome...
¡Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer,
La otra fue más sensitiva,
y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
cual no pensé encontrar jamás.
Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...
En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y le mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...
¡Juventud divino tesoro,
te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...
Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón,
poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;
y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...
¡Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...
¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras, siempre son,
si no pretextos de mis rimas,
fantasmas de mi corazón.
En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
Mas, a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris me acerco
a los rosales del jardín...
¡Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!

Ruben Dario.

23 noviembre 2006

De cuando yo iba a misa.

Buenos días a todos, ya hacía tiempo que no comenzaba el post con éste saludo, lo que denota que estos días me he puesto a estos asuntos a horas intempestivas, y ha salido lo que ha salido, un revuelto de ajo, cebolla y champiñón, pero sin huevo, cebolla, ajo, ni champiñón, está claro ¿no?, pues eso.

Hoy toca hablar de la ceremonia cristiana por antonomasia, de las otras ceremonias referentes a otras religiones evidentemente no hablo por desconocimiento supino, no por pigricia inconmensurable, de todos modos no os asustéis, voy a tratar de darle un toque cómico al asunto antes de que mi señora madre toque a zafarrancho para deglutir las riquísimas croquetas que ya huelo desde aquí, lástima que esto de la red no haya avanzado tanto cómo para transmitir olores en un momento dado, se os iban a poner los dientes largos, de todos modos tranquilos, tampoco yo hasta la hora de hincarle el diente estoy autorizado a acercarme por la cocina, con lo que me tendré que conformar sólo con avizorar el objetivo.

Debo de tener un resquemor con los curas, iglesia, monjas y todos los sucedáneos y derivados que se os ocurran. Lo curioso del asunto, es que provengo de una familia tremendamente conservadora en lo concerniente a estas cosas. Tengo dos tías monjas, he tenido un tío fraile, que por cierto el tío era un fenómeno, Doctor en Teología, Biología, sabía cuatro idiomas, mas los clásicos, daba clases en la universidad de Pensilvania, -en USA, no en la tierra del conde Drácula-, y hasta le dedicaron una calle en Manila (Filipinas), evidentemente de sus genes (religiosos o intelectuales) no me ha llegado nada, si el hombre levantara la cabeza y leyera las líneas que os escribo cada día dedicadas varias veces a los placeres de la carne en general o de la mía en particular, como poco me ganaba un tirón de orejas o yo que se, contrataría un exorcista de estos para que me echase el diablillo que mora en mi Karma. Por otra parte mi padre, mis hermanas y yo mismo hemos sido monaguillos, cuestión profunda y gravosa que tiene atormentada a mi proficua conciencia, ¿con esto ya podré ir al cielo? porque es evidente que si hablo de los rumores sobre la asistencia asidua de los curas a los prostíbulos de la carretera de Villadangos, chungo.

Cuando yo era pequeñito, me encanta empezar un párrafo con estas palabras, mi madre me decía que tenía que ir a misa todos los Domingos. Así pues, madrugaba, me ponía zapatos, camisa, cinturón de mayoral hace amigos que no amigas susceptibles de roce y por tanto de goce, y me peinaba a raya, odiaba este peinado, no se ligaba con él, no era guay, no era de chico duro y rebelde como mi taimado corazón. Pero era el peinado preferido de mi padre, el pertenece a otra época, y el look paleto como que le era muy molón aunque yo no me comiese ni un roscón. Luego cuando fui creciendo en carácter, inteligencia y la sensibilidad suficiente como para decirle a mi padre que las únicas mozas que me miraban por culpa de su peinado eran las que tenían nietos de mi edad, me di el lujo de peinarme con los pelos de punta, bien sea por que nunca lo había hecho o porque mi hirsuta cabellera clamaba gomina, laca o el fijador de ”Algo pasa con Mary” a tutiplén , el caso es que parecía un cepillo. Al no sentirme realizado como persona de bien con mi peinado, volví a las andadas otra buena temporada, pero aquel peinado a raya serio, recto y desbordante de bonhomía bellaca, si me permitís el oximorón, nunca volvió a ser lo mismo y degeneró en lo que mi amigo Alejandro denominó “la patata” ,y no de las chip, sino de las onduladas, mi cabello era como las dunas que se alternan en los desiertos o las olas del mar, no sabéis lo que me costó deshacerme de la sinuosidad de mi cabellera.

El caso, no se que tengo encima del cuello que siempre me lío y termino hablando de lo que no viene a cuento, es que raras veces llegábamos al destino, la iglesia. No se si a mala leche, al lado de la iglesia esta situado un kiosco, y aunque el dueño es arisco y tiene un aire a Bud Espencer, acudíamos raudos antes de que empezase el sermón. Allí gastábamos lo que nuestras próvidas madres nos daban para que diésemos en la cesta de misa, no se porque yo de aquella ya me olía que se lo gastaba el cura en vinos o coches de mas cilindraje y potencia que el de mi padre, con lo que prefería el uso alternativo. El problema es que al haber dos curas en la parroquia, mientras uno daba la monserga a las almas pías y depauperadas del barrio, el otro iba al kiosco a por el periódico, donde nos encontraba de cháchara con “Bud”, consecuencia lógico-fáctica indefectible: nos cogía a mi y a otro compañero, Daniel, -que bien se podía ganar entonces el apelativo de el travieso-, de las orejas, y nos llevaba a misa, donde nos sentaba en la parte mas vistosa de la iglesia, de modo que al llegar las monjas de mi colegio nos miraban como hienas por haber llegado tarde, encima, cogidos de las orejas por el cura suplente. Eso si, comulgar, comulgábamos todos los días, yo por entonces no sabía que era “pecao” de los gordos si te comías una Hostia sin haberte confesado y, me las comía casi de dos en dos, con lo soy un pecador absoluto, de la “pradera grijander”.

En el pueblo era otro asunto la cuestión, nos sentábamos los amigos al lado del coro de chicas, que por cierto tengo que decir desde aquí que son unas fenómenas, han ganado premios y tal, además está muy buena alguna cantora, que lo se de buena fuente, que no de Buenafuente, y me fío aunque ya no vaya a misa. Allí nos poníamos los coleguillas del pueblo a desafinar todo lo que podíamos, además a grito pelado, hasta que el cura despavorido interrumpía la misa y nos echaba de allí, ante los oprobios y lindezas del personal, incluyendo a nuestros abuelos. No voy a entrar en detalles de cuando uno de mis colegas le dio por mear en misa, desde lo alto del coro a la parte baja encima de la cocorota de un calvo, por que aquello si que fue la rehostia, ni cuando tirando petardos se prendió la mantilla, que tenía doscientos años, de la virgen, yo no estaba presente en esto último pero se debió de tocar a concejo, tañían alborozadas las campanas y al chaval casi lo queman en una hoguera…en fin, que soy un pecador.

Nada, que me voy a despedir de vosotros hasta mañana, un saludo a tod@s.

22 noviembre 2006

Santa Cecilia.

No tengo vergüenza, casi se me olvida mi patrona, me lo ha recordado la llamada de un amigo muy querido, también músico, y la verdad es que se me había pasado por completo. ¡¡Felicidades a todos los músicos!! Hoy es Santa Cecilia, la patrona de los músicos, y ya que no tengo tiempo para ir a misa y encender una vela en su honor, ni de irme de cena con mis colegas de profesión, que menos que dedicarle un post con su historia, aquí os la cuelgo para quien quiera leerla:

Durante más de mil años, Santa Cecilia ha sido una de las mártires de la primitiva Iglesia más veneradas por los cristianos. Su nombre figura en el canon de la misa. Las "actas" de la santa afirman que pertenecía a una familia patricia de Roma y que fue educada en el, cristianismo. Solía llevar un vestido de tela muy áspera bajo la túnica propia de su dignidad, ayunaba varios días por semana y había consagrado a Dios su virginidad. Pero su padre, que veía las cosas de un modo diferente, la casó con un joven patricio llamado Valeriano. El día de la celebración del matrimonio, en tanto que los músicos tocaban y los invitados se divertían, Cecilia se sentó en un rincón a cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase. Cuando los jóvenes esposos se retiraron a sus habitaciones, Cecilia, armada de todo su valor, dijo dulcemente a su esposo: "Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí." Valeriano replicó: "Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides." Cecilia le dijo: "Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel." Valeriano accedió y fue a buscar al obispo Urbano, quien se hallaba entre los pobres, cerca de la tercera mojonera de la Vía Apia. Urbano le acogió con gran gozo. Entonces se acercó un anciano que llevaba un documento en el que estaban escritas las siguientes palabras: "Un solo Señor, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todo y en nuestros corazones." Urbano preguntó a Valeriano: "¿Crees esto?" Valeriano respondió que sí y Urbano le confirió el bautismo. Cuando Valeriano regresó a donde estaba Cecilia, vio a un ángel de pie junto a ella. El ángel colocó sobre la cabeza de ambos una guirnalda de rosas y lirios. Poco después llegó Tiburcio, el hermano de Valeriano y los jóvenes esposos le ofrecieron una corona inmortal si renunciaba a los falsos dioses. Tiburcio se mostró incrédulo al principio y preguntó: " ¿Quién ha vuelto de más allá de la tumba a hablarnos de esa otra vida?" Cecilia le habló largamente de Jesús. Tiburcio recibió el bautismo, y al punto vio muchas maravillas.

Desde entonces, los dos hermanos se consagraron a la práctica de las buenas obras. Ambos fueron arrestados por haber sepultado los cuerpos de los mártires. Almaquio, el prefecto ante el cual comparecieron, empezó a interrogarlos. Las respuestas de Tiburcio le parecieron, desvaríos de loco. Entonces, volviéndose hacia Valeriano, le dijo que esperaba que le respondería en forma más sensata. Valeriano replicó que tanto él como su hermano estaban bajo cuidado del mismo médico, Jesucristo, el Hijo de Dios, quien les dictaba sus respuesta. En seguida comparó, con cierto detenimiento, los gozos del cielo con los de la tierra; pero Almaquio le ordenó que cesase de disparatar y dijese a la corte si estaba dispuesto a sacrificar a los dioses para obtener la libertad. Tiburcio y Valeriano replicaron juntos: "No, no sacrificaremos a los dioses sino al único Dios, al que diariamente ofrecemos sacrificio." El prefecto les preguntó si su Dios se llamaba Júpiter. Valeriano respondió: "Ciertamente no. Júpiter era un libertino infame, un criminal y un asesino, según lo confiesan vuestros propios escritores."

Valeriano se regocijó al ver que el prefecto los mandaba azotar y hablaron en voz alta a los cristianos presentes: "¡Cristianos romanos, no permitáis que mis sufrimientos os aparten de la verdad! ¡Permaneced fieles al Dios único, y pisotead los ídolos de madera y de piedra que Almaquio adora!" A pesar de aquella perorata, el prefecto tenía aún la intención de concederles un respiro para que reflexionasen; pero uno de sus consejeros le dijo que emplearían el tiempo en distribuir sus posesiones entre los pobres, con lo cual impedirían que el Estado las confiscase. Así pues, fueron condenados a muerte. La ejecución se llevó a cabo en un sitio llamado Pagus Triopius, a seis kilómetros de Roma. Con ellos murió un cortesano llamado Máximo, el cual, viendo la fortaleza de los mártires, se declaró cristiano.

Cecilia sepultó los tres cadáveres. Después fue llamada para que abjurase de la fe. En vez de abjurar, convirtió a los que la inducían a ofrecer sacrificios. El Papa Urbano fue a visitarla en su casa y bautizó ahí a 400 personas, entre las cuales se contaba a Gordiano, un patricio, quien estableció en casa de Cecilia una iglesia que Urbano consagró más tarde a la santa. Durante el juicio, el prefecto Almaquio discutió detenidamente con Cecilia. La actitud de la santa le enfureció, pues ésta se reía de él en su cara y le atrapó con sus propios argumentos. Finalmente, Almaquio la condenó a morir sofocada en el baño de su casa. Pero, por más que los guardias pusieron en el horno una cantidad mayor de leña, Cecilia pasó en el baño un día y una noche sin recibir daño alguno. Entonces, el prefecto envió a un soldado a decapitarla. El verdugo descargó tres veces la espada sobre su cuello y la dejó tirada en el suelo. Cecilia pasó tres días entre la vida y la muerte. En ese tiempo los cristianos acudieron a visitarla en gran número. La santa legó su casa a Urbano y le confió el cuidado de sus servidores. Fue sepultada junto a la cripta pontificia, en la catacumba de San Calixto.

Santa Cecilia es muy conocida en la actualidad por ser la patrona de los músicos. Sus "actas" cuentan que, al día de su matrimonio, en tanto que los músicos tocaban, Cecilia cantaba a Dios en su corazón. Al fin de la Edad Media, empezó a representarse a la santa tocando el órgano y cantando.

Cosas que llevan a otras cosas (todas curiosas).

Últimamente da gusto esperar el autobús, se está tan bien acompañado, da igual para el lado que mires allí están, con sus cuerpos tersos y esbeltos, el cabello cayéndoles hacia abajo, su gracioso ombliguito y ese pose que les queda tan bien… Me estoy refiriendo a la publicidad que se puede apreciar aquí en León en todas las paradas de autobús, y la verdad es que no tengo ni idea de que anuncian, lo se, encima voy y lo reconozco, no tengo vergüenza, pero es así. Me he fijado particularmente en una rubia y una morena, que aparecen medio desnuditas con un bóxer, vamos, para pegarle un bocado al panfleto de la parada como uno salga un día sin desayunar. Me pareció verlas un día como por casualidad, bueno no era casualidad, estaba esperando el autobús y a pesar del despiste que me gasto, ya si no lo veo es para endosarme, no una letra de cambio, sino un galletón, a ver si la espanto. Con lo que reitero, no se que anuncian y casi ni me importa, el caso es que es de agradecer, al menos para el sexo masculino, que nos recreen la vista de ese modo. Otra cosa es qué piensen las señoritas, seguro que ellas preferían a George Clooney o yo que se, a mi mismo en calzoncillos enseñando mi cuerpo serrano, pero oye, no se puede tener todo en la vida y ahora nos ha tocado a nosotros disfrutar un poco.

La verdad es que hoy no sabía muy bien de que hablaros que fuera llamativo, estos días dando un paseo me había fijado en ese cerco oscuro y seco del orín de los perros cerca de una esquina, una rueda de un coche o una tubería, pero tampoco encontré mayor jugo al tema, aunque en una ocasión en mi barrio, iba una muchacha con un perro mas grande que ella, y en el bajo de la casa de enfrente al coche donde se puso a mear la criatura cuadrúpeda, estaba asomado uno de los “yonquis” que proliferan en mi maravilloso barrio, el caso es que el coche era de él y profirió algo parecido a –¿te ayudo?- no se si la muchachita se dio cuenta de que este hombre era mas peligroso que el butanero con un escape, pero le respondió –haz lo que quieras, a mi me la trae floja- el caso es que se enzarzaron en una discusión a toda voz el “yonqui” de unos 50 años, en camiseta de tirantes, y la señorita de refinados modales, a todo esto el perro inmune a que la discusión y la algarabía que se había formado era por su culpa, el caso es que el tipo se metió para su casa y salió al rato con un hacha, yo supongo que de cocina, al final creo que la sangre no llegó al río, ni a la alcantarilla, pero ya veis que la gente pierde los nervios con facilidad.

Esto del hacha me lleva a recordar otra historia que acaeció en mi pueblo hace unos años. Su protagonista se llamaba Emiliano, es un señor de mi pueblo que un buen día perdió el norte y todavía no lo ha encontrado, vamos que está como una puta cabra, el caso es que se escapó del maravilloso sitio donde todos le escuchaban y comprendían, eso sí, atado con una camisa de fuerza y una dosis de calmantes, y se presentó en mi pueblo, después de comer, a la hora de la partida, cuando Miguelón corría el Tour. A lo primero, todo fueron chufas para el recién llegado –hombre Emiliano, ¿ya te han soltado? (risas), ¿no te habrás escapado? (risas)- en ese preciso instante, Emiliano sacó de una bolsa que llevaba, un hacha, de éstas de pueblo de cortar leña, y se acabaron las risas claro, y mas cuando dijo lo siguiente –voy a matar a todos los calvos con gafas- aquí la gente comprendió que el asunto iba en serio, y que podía haber alguna desgracia, mas cuando el primero que cumplía con los requisitos para estrenar el filo del juguetito del pirado era el cura, quien al escuchar aquello se le cayó la boina al suelo. Pero tranquilos, en aquel mismo momento llegó la eficiente benemérita, que había recibido un aviso del hospital, y éstos de la familia del matacalvos, con lo que al final consiguieron reducir al sujeto. Esto que os acabo de contar es rigurosamente cierto, de verdad, el cura cambió por unos instantes de color, por supuesto yo no estaba presente, me lo hubiese hecho encima, pero tengo como fuente a mis tíos y me lo habrán contado miles de veces en el pueblo, con lo que hoy me ha apetecido plasmarlo por escrito, para además de compartirlo, que no se me olvide con el tiempo.

Ahora que ha salido el tema de la Guardia Civil, también me apetece comentar una cosa que me dijo un amigo que pertenece al cuerpo, y que me dio su permiso para que lo pusiese donde me saliese de…las teclas. Al parecer hay gente muy trastornada por el mundo, estaba mi amigo en una rutinaria guardia de la Guardia, cuando recibieron el aviso relacionado con unos incidentes que se estaban produciendo en una casa, llegaron al sitio, se bajaron del coche, por supuesto ya estaba todo el mundo en la calle señalando hacía el piso que era y comentado el suceso, vamos que los eficientes agentes ni preguntaron, se dirigieron directamente al piso, por fortuna, me contaba el colega, cuando llegaron ya estaba todo solucionado. La visión, impresionante, un drogadicto con los ojos hinchados y como inyectados en sangre, como Dios lo trajo al mundo, atado de pies y manos, no me entró en detalles, pero intuyo que incluso lo habían amordazado (esto iría contra el estatuto jurídico del detenido, estipulado en los Artículos 520 LECr; 17 y 24.2 CE y 546 LOPJ) y no me lo iba a cascar, pero no se porque me da…parece que el sujeto era traficante, bueno la verdad es que yo a estas alturas de la historia ya me imaginaba que no era sacristán, y en un arrebato de consumismo empedernido, como las mujeres cuando dan el pistoletazo de salida el primer día de rebajas, le dio por meterse “unos gramos” y no se que carajo le pasaría a este hombre por la cabeza, pero arremetió contra la pared de su casa a cuchillazos, dando voces y se despelotó, con lo que cuando llegaron los Guardias se encontraron con ese panorama, ¿qué cosas no?.

Bueno señores, me voy a ir despidiendo que se hace tarde, ésta semana os estoy escribiendo a éstas horas y como podéis observar se nota, no es normal que empiece hablando de los carteles publicitarios de las paradas de autobús de la ciudad, y termine con la detención de un drogadicto en pelotas por la Guardia Civil, de ahí que haya titulado de éste modo el post de hoy. Se me irá la pinza, no se. Un saludo a tod@s.

21 noviembre 2006

Complementos.

Acabo de leer la prensa y me he encontrado con ciertas cosas curiosas. Ni que decir que el placer experimentado leyendo el verdadero periódico, el de papel, no lo iguala ni de cerca el nuevo periódico digital, pero ya sabéis, a falta de pan…

La noticia más curiosa con la que me he encontrado no estaba relacionada con el 11-M y la negligencia por parte de los altos cargos policiales en lo relativo a las pruebas periciales. Ni con el “avance” en el proceso de paz, por nuestro eficiente (ya ni me molesto en entrecomillarlo) gobierno restringecurvas de felicidad.

La noticia es de ámbito local y está relacionada con las nuevas tendencias de otoño-complementos, pero no creáis que de moda, no, no, de sexo. Es curioso, al parecer se han implantado en ésta nuestra ciudad nuevos servicios relacionados con el vicio más vicioso desde los tiempos, y lo llamativo es que tiene demanda, vaya por Dios, yo que creía que vivía entre remilgados abstencionistas y mujeres de estrecha relación con sus impolutas bragas, voy y me encuentro con ésta noticia. Al parecer los nuevos servicios son de lo mas variado, sus promotores se esfuerzan en decir que no se trata de sex-shop, pero tampoco me ha quedado claro que lo hayan bautizado de otro modo, como “calentones a domicilio” o “descubra lo que tenía Colombo detrás de la gabardina”, con lo que echarle imaginación y ponerle vosotros el nombre. Paso a comentaros alguno de los nuevos complementos que mas me han ruborizado.

Consoladores, bueno la verdad es que estos tienen escuela detrás, lo que me llama la atención es el tamaño de estos penes made in Taiwán, pero almas cándidas, ¿cómo puede meter eso una señorita que se precie, y quiera que su vida privada pase desapercibida, en el bolso? Pues no se, pero alguno que tenga las mismas manías que yo, entre ellas la de mirar el bolso de las señoritas -cuando me dejan, claro-, a ver que secreto alberga su interior, pues se puede llevar una sorpresa de cojones, nunca mejor dicho. Como comprenderéis, como los tiempos cambian, no pensaríais que se trataba de un simple plástico revestido de las características mas esenciales de nuestro miembro, que se sacude y necesita recargar cuando se le acaba la batería, que va, ahora vienen con sabores, de colores, con tu melodía favorita…ya sabes, cuando estés triste métete en el baño con la “minipimer”, bate que bate el chocolate, y cuando vayas a alcanzar el cúlmen del asunto, escucharás al hijo pródigo de San Vicente de la Barquera, sabor vainilla, que mas se puede pedir.

Otra de las novedades son los condones, también de la vieja escuela, pero también con nuevas características contemporáneas. Lo mas atrevido, los condones luminosos, a lo gusiluz, ¡brillan en la oscuridad! No se que queréis que os diga, pero si vais sobrados, vuestra querida va a pensar que sois Darth Vader cuando la llevéis al cuarto oscuro, y si no dais la talla, van a pensar que en vez de un pito os cuelga una luciérnaga. Como consuelo pensar en las ventajas que tiene el llevar el profiláctico a la disco, ¡que tiemble Pacha! Se van a llenar las noches de Ibiza de pitos luminosos.

Las bolas chinas o bolas de geisha, supongo que todos sabréis lo que son ¿no?, son dos bolas ligeras que la mujer introduce en la vagina y que tienen en su interior otras bolas mas pequeñas, con lo que mediante el movimiento de las bolas interiores, golpean en las exteriores, produciendo una especie de efecto vibratorio y un gustirrinín inefable en la entrepierna, algunas osadas las llevan mientras caminan, ahora me explico la sonrisa de felicidad de algunas mujeres que me encuentro por la calle y que a veces no se sabe muy bien de que se ríen, pero que ingenuo era.

Como último servicio que ofrecen éstas nuevas tiendas, tenemos la maleta roja. Se trata de un servicio de catálogo a domicilio, en el que una experta, previa llamada de la interesada/o mayores de edad, conditio sine qua non, se traslada a vuestro domicilio y de una maleta roja saca todos estos complementos que os he mencionado. La promotora de ésta idea hacía hincapié en que es cosa seria el asunto, que nada de fiestas de cumpleaños o de despedidas, todos éstos complementos son para romper con la monotonía e incrementar la felicidad en el lecho de la pareja o llevarse el lecho consigo a cuestas todo el día, ¡ir vosotros a saber!

Pues eso, que yo también creo que la cosa no es para tomársela a broma. Un saludo a tod@s picarones, no dejéis de pasaros por la tienda, mas información en www.condonia.com , no os viciéis mucho.

20 noviembre 2006

Morriña.

Como pasa el tiempo, acabo de echar un vistazo al álbum familiar. Supongo que sabréis a lo que me refiero. Todo el mundo tiene uno o varios en su casa, son más esenciales que la batidora o la maquinilla de afeitar. Si tengo que ser sincero, a veces hasta me cuesta reconocerme en esas fotos, para que nos vamos a engañar, pero es que hasta desconozco a mi familia, no se si es el paso del tiempo, que inexorablemente deja su mella en todos o, simplemente que vemos las cosas desde otra óptica cuando pasan los años, el caso es que como decían Presuntos Implicados, “como hemos cambiado”.

Uno de los grupos de fotos que mas “ilu” me ha hecho, es el de las fotos en blanco y negro, que realmente no se porque las llaman así, pues también hay tonos grises. En ellas se podía apreciar a mi madre en sus años mozos de estudiante de bachillerato en León, y tengo que reconocer la inmensa, inabarcable e irrepetible suerte que tuvo mi padre al conocerla, era lo que hoy yo llamaría un bombón, sin mas, ya le he dicho varias veces a mi padre que si llega a vivir estos tiempos nones, pero el cree que no, que sucumbiría a su encanto masculino, que se le va a hacer, no seré yo el que le quite la ilusión. En otras mas remotas veía a mis abuelos, hoy ya los pobres no están aquí, y tan solo me queda viva una abuelita, eso si, de catálogo, con su vestido negro, mandil a juego, chaquetilla de lana negra y ese pañuelo a la cabeza, que le dan un aspecto misceláneo de “Blasa” y “Doña Rogelia”. Una de las cosas que más sorprende es esa vitalidad que el tiempo les ha ido arrebatando a todas estas personas y que las fotos muestran impíamente, realmente sobrecoge.

Pero llega el color, aquí ya aparecen mis padres recién casados, y me da la impresión de en vez de estar viendo a mi familia, estar viendo el álbum de fotos de los Alcántara, ya si me ponen la musiquilla de fondo de Fórmula V sería la leche. Como no, ocupa un lugar destacado en estas fotos la Vespa, si hombre, esa especie de moto futurista prototipo, blanca con los manguitos rojos, que era la niña de los ojos de mi padre hasta que conoció a mi mami, y aquí hay una serie de ellas, con mi padre posando a lo catálogo primavera-verano de el Corte Inglés, pero en vez de rodar el anuncio en una playa con una modelo, pues está mi padre con una gorra de chulapo madrileño, su moto y por detrás un suco de habas y tomates, que se le va a hacer, eran tiempos en los que el glamour eran las fabes que iban a parar a la cazuela y no que el color de un jersey contrastase adecuadamente con el tono alegre del paisaje.

Unas hojas después ya empezaba a ver a mis queridas hermanitas, tan monas ellas, cogiditas de la mano, vestiditas iguales, cosa por cierto que las repateaba y daba mucha rabia, pero nada, son prácticamente de la misma edad y ya sabéis la manía de los padres en estos casos de vestir a las criaturas iguales. Luego pasé a las fotos de cuando empezaron a salir a la discoteca, aquí es donde yo observo verdaderamente el paso del tiempo, en las modas, porque me hace una gracia verlas con las vestimentas de los 80 que no os lo podéis imaginar. No se si fueron años de mucho frío, pero las chicas aparecen sin cinto, con la falda subida casi hasta el sobaco (y les llegaba hasta los tobillos ¡eh!, que conste), a mi hoy, sinceramente, me parece antiestético, pero en aquella época era lo suyo, y los chicos, que hoy lustrosamente usan pantalones anchos con preferencia por la caída libre enseñando calzoncillos de marca, de aquella se llevaban los “pitilleros”, si, esos que hoy, no tan lustrosamente, usan los “yonquis” de mi barrio y que marcan mas paquete que “el Cordobés” con su traje de halógenas.

Yo me quedo en estas cosas del vestir con lo que me ha tocado, que quede claro, que ya bastante tengo para mi con el tipo de calzoncillos que uso, bóxer, y que además de apretarte un huevo los huevos, se te suben cuando te sientas y ya no hay quien los baje de las alturas, estéticamente tienen la ventaja de que son provocadores para la mirada lasciva de las jóvenes, debido en parte a que se resalta el perfil del pito, dando la impresión (errónea) de tener mas de lo que en realidad cuelga, y claro, lo mejor es dar buena apariencia de primeras, no siendo que la cosa no pase de ahí, y luego la señorita lo largue a las amigas en la cafetería, mientras el chico se inventa como echó el polvo de su vida.

Sigo pasando hojas y llego yo, que mono era de pequeño, y lo sigo siendo, no voy a usar aquí el tópico ese de que de pequeño bien y ahora nada, no, no, ante todo sinceridad, pues eso. Tengo que reconocer que si en algo no he cambiado es en mis orejas, ya de bebe despuntaban, cuando era un niño vi que tenían intención de asomarse hacia adelante, y ahora veo que ya no hay remedio y ahí están, a ver si aprendo a dar palmadas con ellas y me saco unas perras que está la cosa jodida. Por cierto, en todas las fotos cuando era un crío, salgo con una cara de pillo cabronazo de no te menees, y la cosa es que soy un chico muy bueno, ingenuo, y de los que piensa que las mujeres empiezan usando bragas de motu proprio, y es sólo por efecto de la perniciosa y corrompida sociedad en la que vivimos, cuando se ponen esos tangas de hilo que marean al personal.

Ahora viene mi hermano, hay que decir que era, es y será un tío guapo, nada, que se quedó con los genes buenos, además es muy fotogénico. Parece que fue ayer cuando lo llevaba de la mano a jugar al parque, y allí lo dejaba mientras depuraba mis cualidades futbolísticas, y hoy ya es un tío hecho y derecho, que va a la disco, y podría (esto que quede entre nosotros) perfectamente darme unas clases en lo referente al género femenino, no se si es que uno se hace mayor, pero yo cada vez menos las entiendo o, menos me entienden a mi o, será que tengo la mirada sucia, no se, quién las entienda, como decía mi abuelo, que las compre (si, lo se, una muestra mas de lo machista que soy, y eso que no he utilizado los verbos planchar, fregar…es coña, no frunzáis el ceño).

Un saludo a tod@s, he empezando hablando del álbum, y me he dejado llevar por las imágenes que uno guarda en la memoria y que he relacionado inconscientemente, ha sido inevitable.

18 noviembre 2006

Intervencionismo desmesurado.

Primero fue el tabaco y ahora las hamburguesas. No entiendo la manía de nuestro gobierno de inmiscuirse en la vida privada de los ciudadanos. No se, lo curioso es que nuestro gobierno socialista, paradigma de las libertades en pro del orden público, propugna una cosa y hace otra. Resulta que defiende la libertad de pensamiento e ideología, pero dictamina demagógicamente y a diario, una memoria histórica sesgada y parcial en consonancia con sus ideales. Se quejan de las irregularidades de los libros de historia, y quitan placas de nombres “reaccionarios” en plazas y calles, que buenos o malos forman parte de la misma. Defienden la indisoluble unidad del pueblo español propugnada por el artículo 2 de nuestra Carta Magna, y a la vez lo conculcan cambiando la palabra autonomía por independencia y dejando vacío de contenido el principio constitucional de solidaridad interterritorial. Ensalzan la Alianza de Civilizaciones, pero solo se alían con quién les viene en gana, preferentemente de ideología afín. Tienen una cumbre política con nuestro vecinos gabachos, sea dicho con toda la connotación peyorativa que pueda albergar el cuasi hipocorístico, que se podía aprovechar para hablar de temas de interés común y de importancia crucial, como la negociación con la banda terrorista o la inmigración, y lo desaprovechan con una infructuosa propuesta unilateral por el gobierno español de paz en el conflicto israelopalestino. Ahora un poco de Murphy, que aunque no estudio leyes tiene ribetes de jurista egregio, ya de por si la ley antitabaco es metaintervencionista, a pesar de que estoy en contra de que la gente fume, no entiendo la actitud de nuestro gobierno en controlar dicho parámetro, a ver si lo he entendido, están a favor del aborto y la eutanasia, y ¡¡nos prohíben fumar en determinados sitios y la publicidad, para mi inocua, de hamburguesas!! No os parece un poco contradictorio, como de esquizofrenia política o ¿está latente otro propósito?.

Según he leído, no solo se han conformado con restringir la publicidad de la XXL de Burger King, sino que ahora también quieren prohibir la publicidad de Casa Tarradellas, al parecer saldría un niño comiéndose una pizza de esas el sólo, y nuestro gobierno teme que nuestro vástagos zampones tomen ejemplo del glotón del anuncio y en un descuido muerdan a la madre o algo, no se, lo que está claro es que España no es de los países que destaque por el peso de la juventud, en ningún ámbito para desgracia del país, mas bien lo contrario, habría que sopesar a los enfermos de obesidad jóvenes que trata de preservar nuestro omnipresente gobierno y a los enfermos de anorexia, a ver que salía, al menos hasta la fecha, en mi opinión, aparecían en los medios mas noticias relacionadas con los otros.

Hoy os voy a abandonar queridos, no hay tiempo material para pseudoadoctrinaros, y aprovecho en los tiempos que corren, por que quizá dentro de poco el gobierno saque una ley que prohíba a los bloggeros criticar al gobierno o sus actos desde casa, quien sabe, yo por lo pronto me comeré una hamburguesa cuando me venga en gana y me paso el intervencionismo del gobierno por el forro de las gónadas. Un saludo a tod@s.

Puskas. Por Alfredo di Stéfano.

«Al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen». Es criollo puro, pero viene al dedo para hablar de mi inolvidable Pancho. Qué quieren que les diga. Para mí es lo mismo que se haya muerto. Para nosotros sigue aquí. Sigue siendo uno más. Un tipo tan natural como él, sencillo, humilde, amigo de sus amigos, no se muere nunca. Queda para siempre. Y yo siempre le tendré en mi cabeza. Y hablaré de él cuando me reúna con Santamaría, con Pachín, con todos, como si nada hubiera pasado. Le veo tocando la guitarra, jugando a las cartas, ayudando a los demás...
Siempre que me preguntan por él, me hablan de su gordura. ¿Y qué iba a hacer el hombre si era así por constitución? Por eso lo del ñudo, que viene a ser en castellano como que da lo mismo que le pongan una faja a un gordo porque nunca le va a desaparecer la barriga. Siempre he dicho lo mismo. Menos mal que vino al Real Madrid con treinta cumplidos y unos kilos de más, si viene con 23 y en línea, nos jubila a todos.
Yo ya le conocía antes de aterrizar. Sabíamos de sus andanzas en Wembley en el partido contra Inglaterra y además un húngaro al que le llamaban «el viejo» me había hablado de él. ¡Cómo sería que Pancho le jubiló y el tipo hablaba maravillas de él!
Su tic y el mus
Cuando llegó estaba gordito, pero se quitó la cerveza y bajó cuatro kilos. Pero eso no importa. Venía pesado, pero rompía la pelota. Y bajaba, y subía. No era de los que se quedaba arriba. Tenía un toque extraordinario. Le tirabas un jabón y la paraba con el empeine. Con la derecha se defendía. La pegaba y todo. Se mordía el labio del esfuerzo que hacía, pero con la izquierda, te querías morir. «Pum». «Tac». Fuerte, seco, duro. Con precisión. El balón salía despedido. Los porteros no lo veían y si lo veían, les doblaba los dedos. Y eran los balones de antes. Los de ahora son globos. Parece que los porteros en lugar de dedos tienen cascos. Espero que la FIFA haga algo al respecto.
No le costó mucho hablar español. Empezamos llamándole Francisco, por aquello de Ferenc, ¡qué sé yo! Pero yo un día le llamé Pancho y Pancho se quedó. Al principio sólo decía, «motor, motor», que para él quería decir movimiento, correr. Pero nos entendíamos de maravilla. El idioma del fútbol es mundial. Estaba Kopa, estaba Rial. A Héctor no le hizo mucha gracia su llegada porque él tuvo que pasar a jugar a la derecha. Gesticulaba mucho. En el campo no paraba de hacer gestos. Un día le tuve que decir que se quedara quieto de una puñetera vez porque los árbitros y los contrarios siempre creían que les estaba mandando a hacer puñetas. Por eso no le dejábamos al principio jugar al mus. Tenía un tic y nunca sabías cuándo te hacía una seña o era algo natural. Te volvía loco. Le dejamos por imposible y terminaba ganando, pero nadie quería ir con él.
Vivía por el Niño Jesús, cerca del Retiro. Pronto se hizo amigo de medio barrio. Don Santiago Bernabéu le decía que tenía un agujero en la mano. Todo lo que ganaba le entraba por la palma y le salía por abajo. Nunca llegaba al bolsillo. No comía demasiado, pero le gustaba mucho el vino blanco con sifón. El whisky no lo probaba y cuando tenía que cuidarse era automático, dejaba todo.
Los que no le han visto jugar nunca sabrán lo que era. Con el tiempo sólo se ha hablado de sus goles, de su remate, de su zurda. Pero era un buen jugador. Técnico, con inteligencia. Sabía siempre lo que tenía que hacer. Y eso que llegó con treinta años. Cuando íbamos por Europa todos le conocían. En Inglaterra era algo extraordinario. Para eso no hay nadie como los ingleses. Viven el fútbol de otra manera. Saben reconocer las cosas y las mantienen vivas.

16 noviembre 2006

Un poco de ética.

Ayer pequé, me deje llevar por impulsos de lenocinio y no tuve firmeza de voluntad para apagar la tele o cambiar de canal, claro, si esto me pasó a mi, que suelo hacer caso omiso de las apetencias mundanas que salen en la tele, ¿qué no le pasará a otras personas de voluntad concupiscible y que tienen ésta clase de programas por asidua costumbre? Mi intención inicial era ver el programa de Carlos Sorbona, digo Sobera, pero llegué un rato antes, y acomodándome en el sofá, al aclararse la pantalla del televisor, allí estaba ella, la pija, su diario y toda la parafernalia mediática que rodea éste programa y las extravagantes historias que en él se cuentan.

De verdad que lo iba a apagar, pensaba que sería uno de esos programas en el que iban a hablar de adolescentes que se habían conocido por Internet, o historias de amor mal interpretadas por una de las partes, es decir, que no había habido tal historia de amor…yo que se, lo de siempre ¿no?, pero ayer fue diferente, los invitados eran personas entradas en canas y por ende en años, de esos que se levantan mas de cuatro veces a mear por la noche (Jose, si estás leyendo esto no va por ti) y me pareció serio el asunto, y me pareció bien.

No pensaba yo en un principio, que de un programa ruin y vulgar, sacase conclusiones sobre lo soeces que somos las personas. Allí aparecía un señor que hacía dos años que no se hablaba con sus dos hermanas. El motivo, el de siempre, don dinero. Sin entrar en cuestiones de fondo sobre quién tenía la culpa, que por otra parte dicha cuestión no se resolvió en el programa por cuestiones de horario ajustado, ¿sinceramente pensáis que se puede romper tal vínculo por algo material?, no penséis que se barajaban cifras astronómicas, que va, eran 500 míseros euros. El señor estaba dispuesto a “perdonar” a sus hermanas, lo entrecomillo, porque realmente no se quién tenía que perdonar a quién, pero eso si, siempre que le diesen su dinero. Al entrar sus dos hermanas en el plató, todo eran sonrisas y ninguna lágrima, hasta le lanzaron algún piropo casto a su “querido” hermano, al que hacía tiempo, según ellas, que no le veían. Por supuesto, todo esto fue un espejismo, todo fueron caricias y buenas palabras hasta que llegó la palabra dinero, ahí ya las hermanas retiraron las manos de las rodillas del señor, y el semblante tierno y bonachón de las ancianas, se tornó oscuro y desdeñoso. Todo hacía indicar que la cuestión, a pesar de la sonrisa de Patricia, no se solucionaría.

De ésta escena es de donde yo sacó lo avaros y repugnantes que podemos llegar a ser las personas, nuestro inherente orgullo, y el hecho de no dar nosotros el primer paso, nos lleva casi siempre a situaciones que se vuelven mucho mas complicadas de lo que en un principio eran. Un malentendido, unas palabras sacadas de contexto en una conversación que uno no ha oído y le han contado, o unas palabras altisonantes debido al acaloramiento en una discusión muchas veces estúpida…pueden echar por tierra una amistad, una relación de pareja, o cómo en éste caso, la relación familiar, lo que ya me parece que se sale del tiesto. Es por culpa de esa característica abyecta llamada orgullo, lo que impide a muchas personas alcanzar la felicidad y el bienestar social, sin duda alguna, si a nadie le importase pedir disculpas o reconocer sus errores, todo sería mas sencillo, pero si partimos de que somos perfectos, que nuestra conducta es impoluta, que nunca nos equivocamos y todo ello nos lleva a la sordera psíquica, que es la peor de las sorderas, es no oír, pudiendo y no queriendo, entonces estamos perdidos, jamás comprenderemos a los demás ni a nosotros mismos, porque, que nadie se lleve a engaños, necesitamos de los demás para comprendernos, por nosotros mismos no seriamos capaces de conocernos, y continuamente, debido a reflexiones de los demás, o a comentarios directos o indirectos, se están “descubriendo” aspectos que nos pertenecen, y en los que no habíamos caído o no nos habíamos parado a pensar.

Me voy a ir despidiendo, pero no sin antes pedir un poco de ejercicio autocrítico por vuestra parte, cuestionaros todos los días si obráis correctamente, si os gusta como sois, si todavía tenéis aspectos por mejorar o ya estáis pulidos, o si consideráis, como es mi caso, que todavía estáis en proceso, que hay mucho por mejorar y que siempre se puede aprender algo de los demás, nada mas, perdón por el sermón de abuelo que me ha salido, no era mi intención revolveros los pensamientos e iluminaros el orto de vuestra conciencia, pero es el cariz que inexorablemente ha tomado el post y no pienso borrar ni un ápice de lo expuesto, igual tiene que ver con que me levanté escuchando Radio Maria, yo que soy ateo, y voy a tener el run run ahí todo el día. Venga todos: “alabaré, alabaré, alabaré a mi señor, ala…baré a mi…” era coña, reminiscencia de monaguillo en excedencia, como decían los militantes de la francmasonería obrera del París del siglo XVIII, “Salud y fraternidad”, hasta mañana.

15 noviembre 2006

Las costumbres cambian.

Hoy por la tarde estuve en el pueblo, ni que decir que la liviana niebla leonesa, en mi pueblo era densa y tremendamente húmeda. Al bajar del coche ya lo presagiaba, iba a hacer frío, y efectivamente, lo hizo, todavía tengo tibio el cuerpo, hasta el pito lo tengo todavía tibio, ¡que barbaridad!, vaya día, ni un minúsculo rayo de sol traspasó dicho velo en todo el día.

Uno que va al pueblo a relajarse, olvidarse de todo y a estudiar un poquito, que buena falta hace, pues busca tranquilidad, y aquí si que me engañé. No esperaba llamadas de relevancia en el móvil, como que me llame una señorita de buenos hábitos ávida de coyunda animal, ni tenía cerca ésta terminal cuyas teclas suenan ahora mismo mientras os escribo estas líneas, con lo que el peligro de conectar el Messenger a ver quién se encuentra desorientado y ocioso de quehaceres útiles para la vida era nulo, también se me olvidó adrede el cubo de Rubrik, si, ese “juguetito infantil” que me tiene fritas las neuronas y que cada vez que hago una hazaña digna de encomio lo contemplo con nostalgia, pues se que eso no basta, que el esfuerzo ha sido estéril, y que para avanzar tengo que deshacer y tirar a la basura en sentido figurado, todas las infructuosas horas que he desperdiciado en su frustrada ejecución, tampoco me llevé libros, ni periódicos, ni revistas, es decir, nada que pudiese distraerme.

Así pues, me disponía a trabajar encantado y feliz como una lombriz, éramos yo, el libro y el flexo, compañero infatigable de batallas visuales, y todo en mi pueblo era un cúmulo de paz y felicidad, un remanso de sonoro silencio, si me permitís el oximorón, inefable. Hasta que llegó la tarde…

En mi pueblo han puesto un pabellón deportivo, esto, creía yo, no conllevaba ningún peligro evidente, además aunque mi casa esté al lado del pabellón, nos separan metros de distancia, hormigón y matorrales, no es que sea mucho, pero en mi opinión, en mi errónea opinión, era suficiente para prevenir el ruido de una hipotética partida de bolos, que es a lo que se ha reducido la utilidad o el jugoso fruto que han sacado al pabellón deportivo municipal en mi pueblo. Pero no, al parecer en mi ausencia le han sacado otro uso al dichoso pabellón, que cosas.

Ya me extrañaba a mi, buen chico donde los haya, que habiendo acudido a la fuente del pueblo, sita en su plaza al lado de la iglesia, y queriendo el destino que llenase el botijo a la hora ordinaria de misa, no encontré ni ovejas ni pastor, el templo cristiano se hallaba cerrado a cal y canto, y ni rastros de la comunidad feligresa de mi creyente pueblo.

No le di mayor importancia, total, tienen misa todos los días, ya les mandaría el cura reposo y reflexión durante todo el día de hoy, y me volví a casa tan tranquilo con mi botijo y mi pitorro, raudo, pensando en lo que tenía que estudiar cuando llegase, el paseo me había hecho entrar en calor y deseaba envolverme en el conspicuo silencio que hasta el momento había acompañado mi estudio. Pero al llegar a casa vi algo sospechoso, un tumulto de personas se arremolinaban entorno al pabellón de deportes, además, llegó un coche del que se bajo una señora enfundada en su chándal, si mis ojos no me engañaban, estaba viendo el rebaño perdido, las ovejas descarriadas, a la hora de misa…pero aquí no había ni misa ni pastor, las morigeradas señoras de mi pueblo, habían cambiado su redentor omnipotente en forma de cura parroquiano de pueblo, por una desconocida con unas Nike, no encontraba una explicación racional.

Casi al lado mío, divisé una figura en cuya presencia no había caído, caminaba a mi par una mujer de unos 40 años, mediana estatura, llevaba unos Pepe Jeans azules oscuro un poco decolorados que le hacían un culo amplio y poco apetecible, unas zapatillas blancas que dejaban entrever sus calcetines “deportivos” made in calcedonia, una chaqueta de lana color violeta, su cuello corto, tez clara, aspecto sereno y el rojo cobrizo de su cabello, me confirmaron que se trataba de Pili, la mujer del cartero. Su marido, como os he dicho, es el cartero, no me cae bien, y su hija menos, con la que tuve una tentativa de idilio en el pasado, tentativa frustrada por su estrechez de miras entonces, estrechez que con el paso del tiempo ha repercutido incoherentemente en la criatura, haciendo de la “delicada flor” una señorita mas casquivana que las gallinas de corral, con todos mis respetos para las gallinas, que conste el ditirambo.

A pesar de pensar todas estas lindezas de la familia de Pili, lindezas que por supuesto no se exteriorizaron, haciendo mas valioso que nunca aquel aforismo penalista “el pensamiento no delinque”, me acerque a ella con aire sonriente –y con mi botijo- y le pregunté a que se debía el tumulto, la muchedumbre de paisanas entorno al pabellón, y me dijo con aire candido –vamos a hacer gimnasia- bueno, me dije, no pasa nada. Con lo que Pili siguió de largo hacia el pabellón, a reunirse con sus futuras compis de sobacos exudorados y yo me fui a estudiar a casa.

Por supuesto la tranquilidad que había dejado a la espera de mi llegada con el botijo ya no estaba, por el contrario, escuchaba encrespado el chalaneo locuaz de “las deportistas” de mi pueblo. No llegaba el alcalde con las llaves y se estaban impacientando, supongo que a causa del frío, a pesar de llevar en su mayoría fajas térmicas reforzadas, con lo que se estaba alborotando “el gallinero”. Pero al fin llegó el alcalde y se metieron todas para adentro. La verdad es que estaba expectante, porque quitando a Pili y a la mujer del panadero, el resto tenían una media de unos 70 años de edad, ¿qué tipo de deporte practicarían estas señoras?, además no había visto mas chándales que el de Pili y el de la monitora al bajar del coche.

El caso es que me olvidé de todos estos pensamientos y me concentré en mi estudio, pero la concentración duraría poco, a los 5 minutos no se si a través de un altavoz cascado o de una sordina o yo que se, escuché música, a pesar de la deficiente calidad del sonido, éste traspasaba mis oídos con natural sencillez, al cabo de media hora no podía mas, baje encolerizado por lo menos para decirles a las “ocupas” del pabellón a ver si podían bajar la música, y entonces las vi, allí estaban todas efectivamente haciendo gimnasia, al ritmo de “un pasito palante Maria…”, con su traje de ir a misa, con faja y todo, allí estaban subiendo y bajando de una especie de ladrillo elevado cada una, y la monitora lanzando graznidos desde un pulpito improvisado encima de la caja donde guardan el tesoro municipal, los bolos, con lo que cariacontecido por la panorámica de mis ojos y por que me gritaron todas que me marchase de allí y no molestase, me di la vuelta perplejo y reflexionando a ver que sería del cura que a esas horas tenía que estar profiriendo la letanía de todos los días, continuará…

Un saludo a tod@s.

14 noviembre 2006

Desde el diván. Por Enrique Gimbernat.

¿Por qué una persona tiene que lavarse las manos sin cesar, en ocasiones hasta producirse llagas, o no puede evitar dilapidar su dinero en el juego, poniendo en peligro o destrozando su vida y la de su familia? ¿Por qué otra elige reiteradamente formar parejas sentimentales o relaciones de amistad en las que desempeña un papel masoquista, o vive atormentada por unos celos que carecen de toda base real, siente hipocondríacamente la permanente angustia de padecer gravísimas enfermedades imaginarias? ¿Por qué el agoráforo se encierra en su casa, incapaz de salir a la calle, con todas las negativas consecuencias que ello supone para el desarrollo personal y social? ¿Por qué repentinamente un actor experimentado se ve asaltado por un miedo escénico que le impide actuar ante el público y tiene que poner así fin a su vida profesional?

Lo que caracteriza a las neurosis –y las que acabo de describir son sólo algunas de ellas- es que hacen desgraciado al que las padece, a pesar de que toda persona conscientemente quiere ser feliz. Hasta Freud, esa contradicción entre lo que uno querría hacer y lo que realmente, y en contra de su voluntad, hace, carecía de una explicación racional, siendo así que, obviamente, cualquier efecto –en este caso la neurosis- alguna causa debe tener. La explicación que aporta Freud –y ahí reside su gran descubrimiento, que ha revolucionado la comprensión del comportamiento individual y también del de las masas- es que, en contra de lo que creíamos, nuestros actos no solo están regidos por nuestra parte consciente, sino también por un tirano que desconocemos, que todos llevamos con nosotros, y que es el inconsciente. Este descubrimiento es, según Freud, la tercera herida narcisista que ha sufrido la humanidad: la primera, la cosmología copernicana de que la Tierra que habitamos no es el centro del universo sino un minúsculo planeta perdido en la inmensidad del espacio; la segunda, la biología darwiniana de que no somos unas criaturas creadas por Dios, sino solo una simple especie animal evolucionada de otras especies; y la tercera, la psicológica freudiana de que ni siquiera “el Yo (lo consciente) es señor en su propia casa”, ya que nuestros actos están codeterminados por causas que desconocemos.

El inconsciente se forma en el primer tramo de la vida y su contenido es reconducible a las circunstancias que rodean al niño en esa etapa original: su relación con los padres, de los padres con él y de los padres entre sí (violencia doméstica, discusiones matrimoniales, divorcios), el carácter de éstos (déspotas, sobreprotectores, incapaces de mostrar afecto o que ponen un precio a su cariño, alcohólicos, narcisistas, pusilánimes, etcétera), la presencia o no de hermanos y el trato recibido por cada uno de ellos dentro del ámbito familiar, la pérdida temprana de alguno de los padres –o de ambos- o de los hermanos, al igual que otras circunstancias del entorno en el que ha transcurrido esa primera parte de la existencia como la ruina o la prosperidad o las dificultades económicas de la familia, o el desarrollo de la infancia en situaciones dramáticas como lo puede ser una guerra, por sólo mencionar, de entre los innumerables, alguno de los factores que han ido impactando en el hasta entonces virgen mundo de las sensaciones y de los sentimientos del niño, y que le van a condicionar durante el resto de su vida.

Si, por consiguiente, la explicación de los comportamientos neuróticos que nos hacen desgraciados –a pesar de que conscientemente no queremos serlo- tiene su origen en algo que no nos es accesible: en el inconsciente. Entonces es obvio cual tiene que ser el contenido de la terapia psicoanalítica: desvelar el contenido del inconsciente para, una vez que se ha tenido un conocimiento –siempre incompleto- de él, poder ejercer sobre ese inconsciente, en la medida de lo posible, un cierto control que nos permita modificar, al menos parcialmente, aquellas conductas que indeseadamente vienen condicionadas por aquel, para así, poder afrontar nuestra existencia, no con los ojos cerrados, sino, tal vez, y si la terapia tiene éxito, y si el paciente consigue elaborar los conocimientos que está adquiriendo sobre su parte inconsciente, al menos con esos ojos entreabiertos. Expresándolo todo ello con la famosa frase de Freud sobre cual debe ser el objetivo de la cura psicoanalítica: “El Ello (el inconsciente) debe convertirse en Yo (en consciente)”.

Pero si el inconsciente es un desconocido ¿cuál es el camino para acceder a él? De entre los recursos a los que acude el psicoanalista para, en un trabajo conjunto, poder saca a la luz el inconsciente del paciente, sólo quiero mencionar tres de ellos.

En primer lugar, los sueños. Todos soñamos, y soñamos frecuentemente cosas extrañas, pero como esas cosas son nuestras, porque somos nosotros mismos los que las producimos durante el letargo, necesariamente ha de tener alguna explicación por qué soñamos lo que soñamos. Una explicación que, obviamente, no puede encontrarse en nuestra parte consciente –desactivada mientras dormimos-, por que ésta no es capaz de comprender qué sentido pueden tener las imágenes y los acontecimientos oníricos, frecuentemente caracterizados por su absurdidad, sino en otra parte que también es nuestra y que no conocemos precisamente porque pertenece al inconsciente.

Una segunda vía para acceder al inconsciente viene constituida por las acciones fallidas, a las que se las denomina, popularmente, lapsos freudianos: errores, olvidos, alteración o distorsión de las palabras que realmente queríamos emitir, equivocaciones todas ellas que adquieren un sentido cuando se las interpreta como una afloración del inconsciente no controlada por la parte consciente de la persona que incurre en la acción fallida. Y así, si en el ascensor de la casa en la que vive, el vecino oprime el botón del piso bajo, que da acceso al portal, en lugar de –como conscientemente quería- el del sótano, donde se encuentra el garaje, ello puede tener el sentido de que, en realidad, no deseaba acudir –aunque hasta ese momento, y conscientemente, lo ignoraba- a una determinada cita en la que precisaba el uso de su automóvil.

Como último ejemplo de una ulterior vía para desvelar el contenido del inconsciente quiero referirme al fenómeno de las transferencias, esto es: al de los distintos roles que, a lo largo de la cura psicoanalítica, el paciente va atribuyendo a su terapeuta, con el que aquel se relaciona, en ocasiones, y transferencialmente, como si fuera su padre o su madre o su hermano, o cualquier otra persona que haya desempeñado un papel determinante en su infancia. El psicoanalista experimentado puede, de esta manera, determinar como se ha configurado durante la niñez la relación del paciente con esas personas, y de éstas con aquél, y deducir de ahí de que manera esa relación –con sus luces y con sus sombras o, a veces, sólo con sus sombras- ha incidido en la formación del inconsciente del psicoanalizado.

Una de las obras mas conocidas de Freud lleva por título “Recordar, repetir, elaborar”. En ella se refieren las dificultades de cura psicoanalítica, porque el conocimiento del propio inconsciente no suele tener nada de agradable, porque, por esa razón, el paciente se resiste a aceptarlo, y por ello, repite los síntomas –si la causa-inconsciente permanece inalterada el síntoma-efecto tiene que seguir manifestándose en lo que se llama pulsión a la repetición-, y porque sólo la elaboración a lo largo de los años de los conocimientos que de su inconsciente va adquiriendo el psicoanalizado puede desembocar en un éxito –siempre limitado y relativo- de la terapia.

El gran psicoanalista didáctico escocés Ronald Fairbairn dijo en una ocasión a uno de sus pacientes que aspiraba a ejercer la misma profesión: “No puedo imaginarme que cualquiera de nosotros estuviera motivado para hacerse psicoterapeuta, si no tuviéramos nuestros propios problemas”. Ello significa que, en un principio, todo psicoanalista –y por eso se ha interesado por esa especialidad- ha padecido una neurosis de mayor o menor intensidad, y que la única garantía de que pueda alcanzar a desempeñar su profesión de una manera competente y fiable es que el mismo se haya sometido a una larga y rigurosa formación.

En mi opinión, esa formación solo está garantizada en aquellos psicoanalistas que pertenecen a la Asociación Psicoanalítica Internacional, fundada por Freud, porque, para poder ejercer como terapeutas, aquella, además de exigir y de proporcionar una amplia educación teórica, requiere también que el candidato se someta a un largo periodo de psicoanálisis didáctico, a cargo de los miembros mas cualificados de la Asociación, psicoanalistas didácticos que, a su vez, controlan regularmente las terapias que están llevando a cabo sus pupilos. De hecho, en Alemania, donde el psicoanálisis es financiado parcialmente por la sanidad pública, el Estado sólo presta esa ayuda económica cuando el terapeuta bien pertenece a la Asociación Psicoanalítica Internacional, bien a otra organización, escindida de aquella, pero que apenas se distingue de la Internacional en los requisitos que exige para la práctica del psicoanálisis. Naturalmente que la pertenencia a la Internacional tampoco constituye una garantía definitiva,, pues también dentro de ella, y a pesar de que todos han recibido la misma formación –y como sucede en cualquier otra profesión-, los hay mas y menos cualificados.

Mi psicoanalista suele decir que “infancia es destino” y el ya citado Ronald Fairbairn afirmaba que “a nadie se le puede dar una historia (infantil) distinta de la que tiene”. De ahí que la persona psicoanalizada, con la ayuda del conocimiento y de la elaboración del contenido de su inconsciente, sólo en parte pueda evitar incurrir en nuevos errores; pero eso no es poco: porque hay errores de tal envergadura que, si no se hubieran podido evitar, habrían acarreado la infelicidad para muchos años e, incluso, para toda la vida.

Este artículo no es uno proselitista: yo no hago proselitismo de nada. Sólo hablo de mi experiencia personal, y ella me dice que el psicoanálisis da una explicación coherente de fenómenos que, si no, me resultarían incomprensibles, y que, tendido en el diván, me han parecido muy razonables las conexiones que se me proponían para entender mis actos a partir de mi historia infantil. Y ello lo digo con todos mis respetos para quien tenga o crea poder encontrar otra explicación alternativa al psicoanálisis para entender algunas manifestaciones muy importantes y enigmáticas del comportamiento humano y las causas a las que obedece.

Enrique Gimbernat es catedrático de Derecho Penal de la Universidad Complutense.

13 noviembre 2006

Telarañas.

Una de las cosas que mas me irritan cuando estoy paseando son las telarañas, me soliviantan el alma pecadora, me dañan la vista, se arrogan toda mi atención, pero ellas como si nada, como si no molestasen, yacen inerrantes en las papeleras, entre las verjas de los parques, en las señales de tráfico, en las farolas…

Por desgracia todo esto no suscita crítica en nuestras aviesas mentes, y nos conformamos con una apariencia de conservación, y digo apariencia, porque el hecho de que haya telarañas, denota descuido y negligencia en el cuidado de nuestros bienes, de verdad, ¿es que nadie se da cuenta de que nos están invadiendo las telarañas? ¿a nadie le aflige éste problema?, ya forman parte de nuestra vida, de nuestro entorno, y nos miran estupefactas al darse cuenta de que las ignoramos, de que pasamos por delante de ellas como si nada, como si formasen parte del paisaje o pagasen impuestos como un contribuyente mas.

Pero esto no es todo, que va, ni a un conspicuo observador como yo, le causaría mayor daño en su estudio del paisaje si no fuera por sus efectos secundarios, porque también los tienen, espero que no seáis de esas mentes sensiblonas como la mía que cuando leo los prospectos de los medicamentos me angustio y sufro en silencio, como las sonrientes señoras del medicamento para almorranas, toda la retahíla de consecuencias que estipula dicho papelillo, llegando a creerme que sufro todas y cada una de ellas, así pues precaución al leerme, no tenéis porque sufrir mis mismos males, el mío es un mal de alturas y difícilmente me desaparecerá.

El principal efecto secundario que encuentro en las telarañas, va a recaer con todo su peso sobre mi pelo, uno hasta cierto punto es coqueto, no miro mi reflejo en todos los portales como algunas mujeres, ni me paso media mañana antes de salir de casa en el baño acicalando y adecentando mi imagen, pero hasta cierto punto soy ciertamente maniático y me muestro bastante reticente a que una mano ajena me toque el pelo, con lo que uno muy modestamente puede salir como le venga en gana de casa, pero ojito con el pelo ¿ok?, enterados quedáis.

Dicho efecto secundario, radica en lo molesto que es pasear sin ninguna clase de cuidado, desprevenido totalmente, orgulloso de la trabajosa elongación del flequillo que con tanto esmero has conseguido y que ha causado un regocijo en tu ego interno al contemplarte reflejado en el espejo antes de salir de casa. El caso es que cuando uno pasea ve las telarañas quedarse atrás, ahí quietas, sin posibilidad de estorbo ni daño alguno, pero os equivocáis, pasará el tiempo y llegaréis a una estrecha acera, delante de vosotros, a unos metros, observareis que se acercan apetitosas hembras para los que me leéis, o apetitosos machos cabrios de pechos velludos para las que me leéis, y empezará el espectáculo, a medida que os acercáis se acentuará vuestro andar, adoptareis aspecto externo duro de indiferencia en vez del de esclavo del amor que os corresponde con las características del objeto sexual que se acerca , salivaran vuestras bocas, explotaran vuestros anhelos sexuales mas profundos, entonces levantareis la cabeza cuan pavos reales levantan su plumero unos metros antes, y en vuestro descuido pasareis al lado de una señal de tráfico o una pared descuidada, y ya no habrá nada que hacer, tu pelo quedará en el interior de la red, el cazador cazado, y la telaraña se extenderá por todo tu cabello, y tratarás desesperadamente de quitártela de encima pero es inútil, tu pelo estará perdido, incluso parte de la telaraña te rozará la cara causándote cierto pavor, tratarás de aguantar el tipo como si no ha pasado nada, pero te dará la sensación de que te miran, de que la telaraña te ha desfigurado por completo, y entonces yerras y lo haces, tus manos se van al pan, desharéis el trabajo hecho, primero pasarás suavemente para no despeinarte la mano por el cabello, y notarás que sigue ahí, con lo que tus impulsos de belleza impoluta te constreñirán a volver a hacerlo, pero te dará la sensación de que se te ha metido en lo mas profundo de tu cuero cabelludo, con lo que llegados a éste punto os dará igual, meteréis la mano briosa o encabritadamente, dándoos igual el depurado trabajo conseguido, y ahí estaréis en medio de la calle, a dos manos, tratando de quitaros las telarañas en muchos casos ya imaginarias, pues ya a la primera atinasteis aunque no os disteis cuenta…

Con lo que uno termina el paseo hecho un fiasco en cuanto al pelo se refiere, eso si, sin telarañas en la cabeza, por si acaso, un saludo a tod@s.

11 noviembre 2006

Reflexiones.

Ayer estuve viendo la película “Astérix y Obélix, misión Cleopatra”, la verdad es que no había visto ninguna película de esta pareja y tengo que decir que no estuvo mal, hasta cierto punto es ilustrativa, aunque sigo pensando que para entender ciertas cosas hay que saber otras. Por ejemplo, mi padre decía que la película era una tontería para críos, normal, llegó cuando el orondo Obélix sacudía a un pretoriano y éste salía volando, y yo le dije, si pero no, antes de que me mirase con displicencia continué la explicación, es una tontería en parte porque es una adaptación de un cómic y como tal tiene visos de ficción, pero tiene mucho de histórico, muestra (la película de ayer en concreto) la grandeza del pueblo egipcio, la cultura celta y su confrontación con los romanos. Por otra parte los romanos tenían gran miedo de los “brujos celtas”, los druidas, y aunque éstos no eran capaces de fabricar una pócima, como en la película, capaz de decuplicar las fuerzas de una persona, si eran grandes conocedores de todas las propiedades de las plantas, considerándolos en mi opinión como los verdaderos padres de la medicina y la química moderna, luego como sabréis (esto ya no se lo dije a mi padre, va para vosotros), la medicina fue evolucionando, digamos que se profesionalizó, aunque no se perdieron éstas prácticas ancestrales, lo que dio lugar a la siguiente dicotomía. Por un lado estaba la medicina profesional, remunerada, bien vista y que había dos formas de estudiarla, bien como aprendiz de médico, empezando como ayudante y aprendiendo de él el oficio, o bien yendo a estudiar a una universidad, que también las había, aunque mas precarias, lógicamente, que las actuales. Por otra parte, estaban los médicos no profesionales, éstos en lugar de irse a las ciudades y ejercer de médicos, continuaron en las aldeas y bosques viviendo y estudiando las distintas propiedades de las plantas. Con el tiempo éstos últimos se hicieron peligrosos para los médicos, ya que en muchos casos eran mas efectivos, la gente comenzó a peregrinar a aldeas y bosques en busca de una ayuda mas barata y como digo en muchos casos de resultados mas palpables.

Eran tiempos horribles, aunque históricamente sea fascinante comenzar a leer una novela histórica, o un ensayo medieval, o un tratado antropológico, en el que nos relate el modus vivendi de aquellas personas, vivir aquella época tuvo que ser realmente duro, agónico, trágico.

He comenzado hablando de los celtas y los romanos, esta dicotomía médica, digamos que convivió en paz durante siglos, pero con la llegada de la Edad Media las cosas cambiaron, cambiaron por una de las grandes lacras de la humanidad, como es la necesidad, y con ella, el hambre, la pobreza y todos los instintos pícaros e interesados inherentes a la condición humana, hoy día mas atenuados debidos a una mejora notoria de todo el común de las circunstancias. Con la Edad Media además del hambre llegó el establecimiento de la religión, que es otro de los males de la humanidad, un establecimiento impuesto por autoridades laicas y eclesiásticas, simiente que prendió en una población tremendamente supersticiosa, ávida de luz y esperanza en un mundo mejor, debido a la oscuridad trágica de la realidad que les había tocado vivir.

Poca gente conoce que los textos bíblicos actuales son completamente alterados, manipulados insidiosamente, tergiversados, adaptados a las circunstancias de una época para favorecer a su clase política y hacer del común de los mortales un conjunto de seres maleables, de fácil manipulación. Cuando Constantino en el año 313 promulgo el Edicto de Milán, en el que se identificaba a la religión cristiana como la religión del imperio, fue por motivos puramente políticos o estratégicos, a los gobernantes les interesaban los principios cristianos, que proclamaban la sumisión, la bondad, la vida en armonía y obediencia…¿acaso creéis que les hubiera interesado ésta religión de haber propugnado el levantamiento en armas de todas las personas si se viesen oprimidos o subyugados por el todopoderoso gobernante?, pues claro que no, de ahí que adoptase el imperio romano el cristianismo como su religión y la expandiese a lo largo de todo su basto imperio territorial, pero esto no acabó aquí, a lo largo de los años fue a mas la manipulación de los textos sagrados, siempre con un trasfondo político, subyugador de la plebe, con lo que al llegar la Edad Media los monjes copistas, aquí imbuidos por el yugo de los monarcas y señores feudales, completaron la labor de tergiversación de éstos textos, vamos, que lo que nos ha llegado hasta nuestros días no tiene nada que ver con lo que propugnaron los auténticos, Simón Pedro, Pablo de Tarso, Lucas…nada, se refundieron todos los textos en un fondo común para realzar el poder del pontificado y todos sus afluentes, ello a pesar de que sigue habiendo contradicciones en los evangelios, si bien la mayoría de las contradicciones y elementos que no cuajaban fueron eliminados, sigue habiendo ciertas antinomias, por no hablar de la purga evangélica que se realizó con los evangelios apócrifos, que no es que sean falsos, si no que no son armónicos con el ideal que propugnan el resto de evangelios y por eso fueron eliminados, repudiados y defenestrados por la curia pontificia.

Toda ésta reflexión entronca con lo que os estaba contando de la medicina del siguiente modo, esa dicotomía que se daba en la medicina, y no me estoy refiriendo a las clases que había dentro de las profesiones declaradas, es decir, médicos de primer y de segundo nivel, lo cual existía en todas las profesiones. En la medicina estaban los médicos y los cirujanos barberos, en la veterinaria, estaban los veterinarios (de primer nivel) y los albéitares (veterinarios de segundo nivel o que no habían llegado a la categoría de veterinarios, a pesar de ello ejercían y al ser mas baratos, en muchos casos eran mas ricos que los propios veterinarios, ésta institución desapareció en el siglo XVII por la presión de los de primer nivel, y en mi ciudad natal se ha conservado el nombre de la biblioteca universitaria por antonomasia, El albéitar, debido a que antes era la antigua facultad de veterinaria, y por tanto albergaba en sus aulas albéitares hasta que recibiesen el título de veterinarios).

Pues todo ello, como digo, entronca del siguiente modo con la medicina, la implantación escolástica de la religión, en una sociedad medieval muy supersticiosa, además del diezmo a la iglesia a modo de ofrenda, digamos para que Dios estuviese con el pueblo llano y les colmara de buenas cosechas, (esto en teoría, en la practica era un impuesto hecho y derecho aquí mas que nunca como Dios manda), se implantó el tribunal de la inquisición, con lo que se empezó a perseguir todo aquello que no era afín a la religión cristiana, entre ello, las prácticas de la medicina que no se correspondían con la medicina “declarada”, con lo que se empezaron a purgar a todas estas personas que seguían albergando los conocimientos de la madre naturaleza, y a los caldos de plantas con propiedades médicas curativas, les llamaron pócimas o pociones y a los viejos aldeanos/as que vivían en el bosque con éste conocimiento se les llamó brujos/as o hechiceros/as, y fueron quemados en la hoguera como tales.

Con esta exposición he querido demostrar, según mi opinión fundada en lo que he leído, la estrecha relación que hay entre nuestra medicina y lo que degeneró en llamarse brujería, como tienen un nacimiento común y como al separarse en vez de converger y enriquecerse, divergieron hasta el punto de estorbarse y “aniquilar” una a la otra, un saludo a tod@s ya que al final me ha salido un post de cultura hoy, mañana no contéis con él. Libros que he leído relacionados con éstas cosas tan interesantes son, “Félix de Lusitania”, “El Mozárabe”y “El Cautivo” de Jesús Sánchez Adalid, “El Médico”, “Chamán” y “La doctora Cole” de Noah Gordon, “El Médico de Sefarad” de César Vidal, “El Médico del emperador” de Tessa Kolber, “Jesús o el secreto mortal de los templarios” de Robert Ambelain, “En el tiempo de las hogueras” de Jean Kalogridis, “El nombre de la Rosa” de Umberto Eco, “El druida del Cesar” de Claude Cueni…habría muchos mas, y todos ellos han ayudado a conformar en mi esta opinión, pero ahora mismo no me acuerdo de todos y lo escrito es el resultado de recordar la conclusión sacada por leer lo antecitado, espero que os haya gustado.